El jueves pasado terminó la Asamblea Nacional con una matanza, como preludio para la muerte cruzada. UNES, ID y Pachakutic mataron la ley de atracción de inversiones. El presidente Lasso, a continuación, mató moralmente a los diputados que archivaron la ley al revelar que unos pedían hospitales, otros exigían empresas eléctricas, los de más allá ministerios y hasta dinero en efectivo. Los amigos del gobierno vienen matando a los socialcristianos a quienes acusan de correístas con una persistencia digna de mejor suerte. Los gobiernistas del bloque BAN murieron al aprobar la amnistía para los incendiarios.
La muerte cruzada será matar muertos. En el furor de la matanza cayó, de una vez, uno de los candidatos, el de ID., que dizque pedía que no le cobren los impuestos. El presidente quemó las naves; a los chantajistas, ladrones y corruptos, como les calificó, tendrá que denunciarles ante la fiscalía; serán carne de cañón en la campaña electoral.
Apareció el tercer triunvirato en diez meses. El primero fue golpista: UNES, PSC, Iza; el segundo fue de la impunidad: UNES, Pachakutic, BAN y el tercero de los chantajistas: UNES, Pachakutik, ID. De la Asamblea solo quedan tópicos y tonterías dichas con la solemnidad de una frase célebre; la más repetida fue que delegación es igual a privatización, aunque la primera está autorizada por la Constitución y la segunda está prohibida.
Ya no hay izquierda ni derecha, los triunviratos han exhibido todas las combinaciones posibles y el gobierno también exhibe tufos populistas. La guerra de Ucrania costará 800 mil millones a nivel global, se afectan las exportaciones, sufren los fletes, sube la inflación y los gobiernos dan señales confusas. El presidente de España, de izquierda, ofrece “amortiguar las consecuencias de la crisis” y “distribuir con justicia social las cargas de la guerra entre la población y las empresas”. El presidente ecuatoriano, de derecha, exclama: “Que no me vengan a llorar los ricos” y “eso es problema de ellos”.
