Los cargamentos de banano ecuatoriano son las principales fachadas del tráfico de cocaína con destino a Turquía. El territorio turco actúa como un puente para llevar la droga a Rusia y al Golfo Pérsico.
El 26 de julio de 2022, la Policía Nacional frustró el envío de 158 kilos de cocaína hacia Europa desde Guayaquil. La droga estaba camuflada en cajas de banano que estaban al interior de un contenedor con destino a los puertos europeos. Un mes antes, el 23 de junio, agentes de la Unidad de Puertos y Aeropuertos y canes amaestrados de la Policía hallaron otros 845.000 gramos de cocaína en cajas de banano. El cargamento iba a Turquía.
Estos casos no son aislados, puesto que según la Organización de Naciones Unidas (ONU), Ecuador es el tercer país en el mundo en el que más cocaína se incauta.
Además, Guayaquil es uno de los tres puertos en Sudamérica con mayor presencia en la economía ilegal del narcotráfico.
Si las estadísticas se observan por regiones, desde territorio ecuatoriano sale el 14% de los envíos de cocaína hacia Asia, y es el tercer país con más droga traficada hacia Europa.
Y Turquía surge como el punto de conexión de la droga entre Asia y Europa. Según reportó lnsightCrime, organización dedicada a investigación en temas de seguridad y crimen organizado, desde 2017 las autoridades turcas han decomisado cantidades récord de cocaína provenientes de América del Sur.
¿Por qué Turquía?
El portal InsightCrime publicó recientemente dos investigaciones para explicar por qué Turquía ha ganado relevancia en el tránsito de la cocaína desde Sudamérica.
Primero, la investigación señala un escenario político propicio en ese país. Hasta 2013, Turquía había alcanzado uno de los mejores desempeños en la lucha antidrogas, generando una alianza efectiva con Estados Unidos.
Pero, ese año hubo un escándalo de corrupción que involucró a 52 miembros del gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo. El presidente Recep Tayyip Erdoğan expulsó a los jefes policiales que descubrieron el hecho.
Unos 350 oficiales fueron despedidos, entre ellos los jefes de la unidad de crimen organizado y de las subunidades de lucha contra el contrabando y la delincuencia financiera. “Esto creó una oportunidad sin precedentes para los narcotraficantes“, relata la investigación.
ahmut Cengiz, jefe de la división antinarcóticos entre 2011 y 2015, explica que el mensaje para los oficiales recién nombrados fue que, si se obedecía al gobierno y al régimen de Erdoğan, estos se harían los de la vista gorda ante las irregularidades.
Otra razón es que Turquía está ubicada entre Europa y Oriente Medio, una posición ideal para traficar drogas a las dos regiones.