El dólar registra un fortalecimiento por las diversas medidas económicas adoptadas por Estados Unidos para reducir la inflación en ese país. Esta moneda es la de circulación oficial en Ecuador, que ya siente la desventaja competitiva frente a las divisas depreciadas de países de la región.
El pasado 29 de agosto de 2022, el dólar alcanzó una cifra récord y se cotizó en 109,48 unidades frente a una canasta de monedas fuertes. Es el valor más alto desde septiembre de 2002.
Este incremento es la respuesta del mercado a las proyecciones de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED). El organismo anticipó sus planes para seguir subiendo los tipos de interés con el fin de combatir la inflación.
En el primer trimestre de este año, las tasas de interés se ubicaron en 0,25%. Actualmente, están entre el 2,25 y el 2,5%, luego de permanecer por varios años casi en cero. De acuerdo con Ernesto Revilla, economista jefe de Citi Research para Latinoamérica, se estima que las tasas de la FED lleguen a 4% hasta finales de 2022.
Con tasas de interés más altas, el dólar se fortalece y es más costoso. Para países con moneda propia de América Latina, esto implica que tengan que pagar más para adquirir dólares; es decir, sus monedas se deprecian frente a la divisa norteamericana. Mientras que los países dolarizados pierden competitividad frente a los socios comerciales y se vuelven más caros.
Esto tiene un impacto directo en las exportaciones ecuatorianas que ya resultan más costosas en los mercados internacionales. Por eso, se tornan menos atractivas frente a la oferta de otros países de la región, que tienen monedas ‘más baratas’. En ese sentido, para estos países también es menos atractivo comprar a Ecuador y pagar en dólares, explica la Federación Ecuatoriana de Exportadores (Fedexpor).
De igual forma, el financiamiento para los países, como Ecuador, que buscan créditos en el exterior se vuelve más costoso. Según Revilla, el país tiene cubierto el financiamiento este año y parte de 2023. «El problema será para más adelante y ojalá en esa oportunidad la inflación sea menor», comenta.
Para el experto, la reducción de la inflación tomará tiempo. Esto dependerá, principalmente, de la disminución de los precios de la energía y de alimentos, que ya está sucediendo, dice Revilla. Pero, eso «no necesariamente significa que la inflación subyacente -la que se refleja en el Índice de Precios al Consumidor (IPC)– comience a bajar y esa es la importante para la FED», acota el experto.