El diagnóstico de la viruela del mono tiene tres vías. Se puede detectar en muestras de origen cutáneo, sanguíneo o respiratorio (por hisopado orofaríngeo). Todas son útiles para el análisis, pero las de piel son 100% efectivas. Estas se obtienen por hisopado, al recolectar el líquido de las lesiones o por las costras.
A laboratorios del Instituto Nacional de Investigación en Salud Pública (Inspi) llegan los tres tipos de muestras. De ahí extraen el material genético del virus para las pruebas PCR en tiempo real.
Diego Morales, director técnico de Laboratorios de Vigilancia Epidemiológica y Referencia Nacional del Inspi, explica que hasta inicios de esta semana habían realizado 423 pruebas de 141 pacientes sospechosos. Ecuador reportó hasta el 8 de septiembre, 59 casos confirmados.
Al procesar varias muestras de un paciente se tiene un diagnóstico certero, pero además se puede identificar la enfermedad específica en los casos negativos a viruela del mono. El Inspi rastrea otros siete virus que causan síntomas similares, entre ellos zika, chikungunya, sarampión y herpes simple.
El 70% de fallas en el procesamiento es por la mala calidad de las muestras que llegan a los laboratorios. Por eso, el Centro de Referencia de Virus Exantemáticos del Inspi capacita al personal sanitario de los hospitales públicos en la recolección, almacenamiento y traslado.
Silvia Salgado, responsable del centro, explicó en una conferencia científica que cada paso está detallado en los lineamientos para la toma, manejo y transporte de muestras de casos sospechosos de virus de viruela del mono.
El documento explica cómo recolectar el líquido de las vesículas, el material a emplear para la toma, cómo etiquetar los tubos de almacenamiento, la temperatura idónea (2 a 8°C) y hasta el sistema de triple embalaje para envío seguro.
Las pautas de bioseguridad son estrictas. El personal debe utilizar batas desechables antifluido, guantes, gafas o cubierta facial completa, gorro y cubrecalzado. La eliminación de las prendas tiene su propio protocolo.
El Inspi tiene reactivos donados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), más otros adquiridos por el país. En total son cerca de 700 kits distribuidos en Quito, Guayaquil, Cuenca y Tena. Todas las muestras son procesadas en máximo 48 horas. Los casos positivos se reportan en 24 horas y las pruebas diferenciales (de otras enfermedades), en 72 horas.
El origen genético del virus circulante de viruela del mono en el mundo apunta a África Occidental. Es la variante II, con una letalidad inferior al 1%. En su clasificación hay dos sublinajes; el IIb es el causante del brote actual. Esto se ha podido identificar por estudios de secuenciación genómica.
Jairo Méndez, asesor de Enfermedades Virales Emergentes de OPS, explica que han recomendado a los países mantener la vigilancia genómica para detectar oportunamente cambios o mutaciones.
Las mutaciones son frecuentes en los virus; son parte de su evolución y adaptación. Méndez aclara que los cambios suelen ser lentos en virus compuestos por material genético de ADN, como este. Sin embargo, algunos países con alta transmisión han reportado procesos de microevolución, que podrían dar paso a otros sublinajes.
Hasta ahora, los resultados muestran que esas variaciones no se asocian a una mayor capacidad de transmisión o al impacto en la estabilidad de la enfermedad. Pero desde la OPS piden seguir con la vigilancia. En la región hay 37 países preparados para la detección.