Una de cada 20 personas sufre daños asociados al consumo de fármacos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó esta advertencia durante el Día de la Seguridad del Paciente, que se recordó en septiembre.
“Los medicamentos son herramientas poderosas para cuidar la salud. Pero los que se recetan erróneamente, se toman incorrectamente o son de mala calidad pueden causar daños graves o la muerte”, dijo el director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
La organización pidió a los países implementar estrategias que mermen el impacto en las fases de prescripción y control de tratamientos, que agrupan la mitad de los daños reportados en el mundo. El mayor riesgo está en el uso de antibióticos. Luego en sedantes, antiinflamatorios, fármacos para el corazón e hipertensión arterial.
Ecuador tiene desafíos para cumplir. Entre otros el sobreconsumo, las interrupciones en los tratamientos por el déficit, las quejas por baja calidad de algunos fármacos y los posibles efectos adversos. Cuando se toma más medicina de la necesaria, hay un sobreconsumo. Para Enrique Terán, experto en Farmacología, la falta de control y el fácil acceso han hecho que esta práctica sea generalizada.
“Se supone que el 95% de los fármacos en el país es de venta exclusiva bajo receta, pero no se aplica la norma”, dice Terán. El Cuadro Nacional de Medicamentos Básicos tiene 641 formas farmacéuticas. Otro obstáculo es la falta de continuidad en el suministro. Dora García es parte de un grupo de pacientes renales trasplantados que en los últimos ocho años no reciben sus inmunosupresores completos en el hospital Teodoro Maldonado del IESS.
“También tenemos problemas por la intercambiabilidad. Aunque sea el mismo principio activo, no podemos usar un mes una marca y luego de tres meses otra solo porque compran al precio más bajo”. Uno de los efectos del cambio es la alteración de los valores de urea y creatinina. También han reportado problemas estomacales y dolores de cabeza, por lo que deben tomar medicación adicional. Y algunos, según García, corren el riesgo de rechazar el órgano.
Este Diario solicitó información a la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria sobre el seguimiento a los reportes de eventos adversos y el mecanismo para verificar la calidad de los medicamentos en el país. Pero no hubo respuesta. Expertos como Elvira Marchán notan que hay una debilidad en el sistema.
La revisión para otorgar los registros sanitarios por ahora es solo documental, porque no hay capacidad para realizar análisis químicos como comprobación. Años atrás, cuando Marchán dirigía el área de Registro Sanitario del desaparecido Instituto Nacional de Higiene, detectaban documentos de los fabricantes que eran inexactos o adulterados. Esas irregularidades también se reflejaban en las pruebas de laboratorio.