El cáncer de cuello uterino es la cuarta patología oncológica más frecuente entre las mujeres en edad fértil en el mundo. Según la Organización Mundial de Salud (OMS). Esta es causada principalmente por el Virus del Papiloma Humano (VPH). Pese a que es prevenible, se mantiene una alta tasa de mortalidad en Ecuador frente a otros cánceres.
El VPH es una infección que puede provocar problemas de fertilidad y favorecer el desarrollo de un tumor maligno si no se detecta de forma precoz. Solo en Ecuador se han diagnosticado 1 534 nuevos casos de cáncer de cuello uterino. Además, se han reportado 913 fallecimientos por esta patología en 2020, de acuerdo con las últimas cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC)
Recurrir a un tamizaje temprano a través de pruebas de automuestreo son una estrategia válida y pueden salvar vidas. Esta es una de las conclusiones arrojadas por el primer estudio fenomenológico y comunitario efectuado en el país por un grupo de investigadores. Este se realizó en 120 mujeres de zonas rurales.
El equipo de investigación está conformado por 12 personas. Entre investigadores y docentes de la Universidad de Cuenca, Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL) y Universidad de Amberes (Bélgica).
En este proyecto observaron que 4 de cada 10 mujeres ecuatorianas en edad reproductiva no se han realizado una prueba de tamizaje a lo largo de su vida. Explica Bernardo Vega, docente de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Cuenca y director del proyecto de investigación.
Esta situación se debe a que solo el 58,4% de las mujeres ha optado por el papanicolaou, que es el examen más conocido, recomendado e implementado a nivel nacional por el Ministerio de Salud Pública (MSP). El resto de personas de esta población ha presentado barreras para el acceso a la detección temprana del VPH, entre ellas: rechazo a la prueba ginecológica, dolor, vergüenza, desconocimiento y falta de percepción de riesgo.
Por las resistencias a esta evaluación, en este estudio los investigadores buscaron comprobar la efectividad y aceptación al usar dos técnicas de automuestreo, que no son nuevas a nivel nacional, pero sí en el contexto ecuatoriano.
Se tratan de muestras de orina y muestras vaginales recolectadas por las propias mujeres, con la ventaja de que lo hagan a sus ritmos y en sus espacios de confianza, mientras mantengan los protocolos explicados por el personal de salud.
Vega ha asegurado que los resultados de este estudio han sido halagadores. Las mujeres investigadas aceptan las técnicas de autotoma y lo hacen adecuadamente. Lo que da como resultado que el análisis de las muestras resulte similar a la prueba realizada por el profesional.
La sensibilidad para el diagnostico fue de 89% y 95% para la prueba de orina; 94% y 92% para la prueba de autotoma vaginal. El investigador agrega que la aplicación de estas técnicas sumadas a estrategias educativas permitirán, en un futuro, el acceso de más mujeres y sin importar la dispersión geográfica, que puedan realizarse la detección oportuna del cáncer de cuello uterino.
La doctora Marcela Vásquez, responsable del servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Vicente Corral Moscoso, señaló que este estudio “es un referente a nivel nacional”, en un país que necesita promover la cultura de la prevención. Añadió que usar las técnicas de autotoma “es un método alternativo para evitar el cáncer, que es totalmente prevenible”.