En una de sus últimas fotografías, Juan (nombre protegido) luce sonriente. Viste una camiseta ploma, un pantalón deportivo azul, una gorra celeste y zapatos deportivos blancos. Su mirada expresa alegría.
La imagen se completa con un paisaje cubierto de rocas y arena, que muestran su paso por el desierto de Arizona, en su trayecto por cumplir el ‘sueño americano’. La fotografía fue tomada por su prima, quien lo acompañaba en el viaje, antes de su desaparición en ese territorio extranjero.
Según un informe emitido por 1800-Migrante, al menos 148 casos de ecuatorianos fallecidos y desaparecidos fueron denunciados en los últimos 13 años.
Entre enero y septiembre de este 2022 se registraron ocho personas muertas y cuatro desaparecidas. Entre ellas se encuentra el caso de Juan.
Según el director de 1800-Migrante, William Murillo, uno de los casos de tráfico de personas fue sancionado por la justicia ecuatoriana. Se trata de la desaparición del ecuatoriano Carlos en Ciudad Juárez, en el país de México, en abril de 2020.
El responsable fue sentenciado a ocho años de prisión. “La esposa y su hija tuvieron que salir del país. Ellas pidieron asilo en el extranjero luego de que recibieran amenazas de muerte”, comenta.
Hasta el momento, pese a los trámites efectuados, las autoridades no han recibido información de Juan. Cuando 1800-Migrante publica las fotografías de las personas desaparecidas, se informa a la familia que esté atenta para no caer en manos de personas que buscan extorsionarlos.
Los criminales realizan llamadas falsas argumentando que encontraron abandonado al desaparecido en la frontera. También dicen que los habrían llevado a un rancho para su recuperación tras la larga travesía. Ellos exigen recursos para supuestamente financiar los medicamentos y continuar el viaje.
Otra de las modalidades es solicitar dinero para el rescate, porque supuestamente está secuestrado por delincuentes.
Ayer se cumplió un mes de la desaparición de Juan. La familia sostiene que ha recibido escasa ayuda por parte de la Cancillería; ni sus familiares que viven en Nueva York han podido gestionar acciones ante autoridades.
Su madre, Gladys, todos los días se despierta con la esperanza de recibir noticias de su vástago. Él viajó el 31 de junio de este año hasta Honduras. Desde ahí debía ir a México para cruzar la frontera con Estados Unidos.
“Quiero que me ayuden a encontrar a mi hijo; es un sufrimiento no saber nada de él en este tiempo, ahora estoy sola”, repite sollozando la mujer.
Él estudiaba Ingeniería Civil en la Universidad Técnica de Ambato, pero no llegó a graduarse porque le faltaba aprobar una materia. Trabajaba como residente de obra en la ciudad de Baños de Agua Santa. Era alegre y le encantaban los paseos junto a su madre, a quien ayudaba en la comercialización de legumbres y hortalizas en uno de los mercados de la urbe ambateña.
Gladys, en su estrecho dormitorio, no ha movido nada de la cama de Juan. En una mesa de madera levantó un pequeño altar donde están las fotos de Juan y de su esposo fallecido hace 35 años, en un accidente de tránsito.
También está la imagen de la Virgen de El Cisne, de la cual es devota. El lugar está decorado con un ramillete de rosas de colores blancas, rojas y amarillas.
El 5 de septiembre, su hermano menor, Carlos, junto con sus familiares comenzaron a averiguar sobre el paradero de Juan, puesto que falleció uno de sus tres compañeros de viaje. Llamaron por teléfono a su prima, con la idea de conocer qué sucedió realmente en el trayecto a Norteamérica.
Les contaron que llevaban varios días caminando por el desierto. Juan tenía dañados sus zapatos y los pies con ampollas. Habían atravesado varias montañas de arena, roca y otros obstáculos.
“A las 07:00 del 31 de agosto, mi hermano estuvo cansado y decidió quedarse para entregarse a migración. Solo se quedó con una naranja y dos limones. Uno de los coyoteros le quitó el agua que tenía y desde entonces no se conoce nada de su paradero”, manifiesta su hermano, Carlos.
El caso de Juan no es aislado. En Ecuador, la Unidad contra la Trata de Personas y Tráfico de Migrantes de la Policía Nacional ha trabajado en coordinación con el Departamento de Seguridad Diplomática de la Embajada de Estados Unidos. Gracias a esto se realizó el operativo denominado Éxodo X, en las provincias de Tungurahua y Cotopaxi.
Tres personas fueron detenidas por el presunto delito de tráfico ilícito de migrantes. Están implicados en captar clientes, especialmente de las comunidades indígenas de estas dos provincias de la Sierra Centro. A ellos les ofrecían viajes con documentos y visas hacia Estados Unidos y más incentivos.
En el operativo efectuado por la Unidad Contra la Trata de Personas y Tráfico de Migrantes se encontraron dos computadoras, USD 3 000 y pasaportes en poder de los tres detenidos.
De acuerdo con investigaciones, los sujetos llevaban a las víctimas por vía terrestre hasta Perú, donde se tramitaban las visas y los pasaportes falsos.
El viaje de Juan costó USD 21 000. La familia aún desconoce cómo consiguió ese dinero. Se enteraron del viaje 15 días antes de su partida a Estados Unidos.