Aunque no hay una cifra exacta del número de roedores que habitan en Quito, la Unidad de Bienestar Animal (UBA) ejecuta acciones para controlar su presencia.
La estrategia es colocar cebos en puntos específicos. Los principales lugares intervenidos son parques metropolitanos, plazas y puntos de comercio.
Gianina Holguín, directora Ejecutiva de la UBA, comentó que el aumento de los roedores se debe a la acumulación de basura y restos de comida en esos espacios. Lo mismo ocurre en los barrios cuando la comunidad no respeta los horarios de recolección de basura.
Holguín insiste en la corresponsabilidad ciudadana para combatir esta problemática ambiental. También hizo un llamado a evitar el uso de cualquier tipo de veneno cuando estos animales afectan espacios privados.
Los cebos son parafinados para evitar que se diluyan con el agua, también son colocados de manera oculta para evitar el contacto con animales de compañía o seres humanos.
Aun así, explica que no son perjudiciales porque están diseñados para afectar directamente a los roedores. Tienen un efecto coagulante y tardan entre tres y cuatro días en matar al animal.
La semana anterior se realizó la intervención en un centenar de puntos estratégicos. El viernes 20 de enero se visitarán nuevamente para hacer el seguimiento.
El mismo procedimiento se lleva a cabo en los barrios. La comunidad puede solicitar intervenciones en los barrios a través de las administraciones zonales.
Según Holguín, en tres meses concluyen los estudios que lleva a cabo UBA. Con eso se podrá conocer el número de roedores por cada habitante en la ciudad.
