La campaña electoral y, por ende, el proceso electoral, entra en su recta final. En la última semana, antes de los comicios, se intensificará el proselitismo, el ataque entre candidatos y una lucha por el voto de los indecisos.
El cronograma electoral establece que el próximo 2 de febrero del 2023 finaliza la campaña electoral. Eso significa que, hasta ese día, los movimientos políticos que auspician candidatos para una dignidad seccional, los aspirantes al Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (Cpccs), así como las agrupaciones que apoyan el sí y el no en la Consulta Popular podrán hacer proselitismo.
La última semana fue agitada en Quito. De la exposición de propuestas, los candidatos pasaron al ataque. Trascendió la filtración de audios hecha por el postulante a la Alcaldía, Pedro José Freile. Los aludidos, Andrés Páez y Jorge Yunda, las desestimaron.
En foros como el organizado en la Universidad Central, Pabel Muñoz, del correísmo, arremetió contra Freile. Y Jéssica Jaramillo insistió en su lema presentado en el debate organizado por el Consejo Nacional Electoral (CNE): “ni choros ni chumados”.
Los 12 candidatos protagonizaron caravanas, encuentros y visitas durante este, el último fin de semana antes de las elecciones. Pero, no todo tienen aún definido el cierre de campaña. Luz Elena Coloma, de Va por Ti, mencionó que cerrará su campaña el mismo jueves. Lo mismo indicó el equipo de Omar Cevallos y Jaramillo. Andrés Páez prepara caminatas que empezarán este lunes, 30 de enero.
El experto en temas electorales Esteban Ron dice que para analizar la última semana de campaña se debe tomar en cuenta la dispersión electoral que existe debido al número de candidaturas. En ese escenario se producirán dos fenómenos. El primero es que los candidatos “acudan a sus últimas armas” debido a que no han logrado capitalizar el voto duro. Eso implica, según su criterio, que habrá campaña sucia.
“El voto no consensuado a lo largo de la campaña es el más frágil. Una pequeña cosa puede provocar que se vuelque la tendencia hacia un candidato determinado”, señala Ron.
Con esta apreciación coincide la catedrática universitaria, Caroline Ávila. Ella denomina a estas acciones como la “campaña B”. Es la campaña no oficial pero que está articulada y se concentra en las acusaciones al otro candidato. Entonces habrá una campaña centrada en ataques y violencia.
El segundo fenómeno- según Ron- es que habrá mucha información dispersa y la campaña será más agresiva. Dice que los candidatos deberían exponer ejes y planes programáticos que se puedan realizar.
Ruth Hidalgo, directora de la Corporación Participación Ciudadana, dice que otra cosa que se evidenciará es el aumento en el uso de las franjas entregadas por el CNE a los candidatos. Según el seguimiento hecho por esa organización, hasta este momento el uso de ese recurso ha sido bajo. Por ellos considera que habrá más presencia de los candidatos mediante ese recurso.
Durante la última semana, la difusión de cifras sobre intención de votos se intensificó. Más de un candidato se siente ganador y tiene sus encuestas para respaldarlo. Hidalgo plantea una reflexión sobre el trabajo de las encuestadoras. “Se están volviendo casi mercenarios para quién les paga”. Esto porque considera que hay cifras otorgadas a candidatos que no tienen posibilidades reales.
De acuerdo con el cronograma electoral del CNE, las empresas autorizadas para la difusión de pronósticos electorales podían publicar sus hallazgos hasta el 26 de enero pasado.