Una frase clásica de toda madre de Ecuador es «El dinero no crece en los árboles», la repite cuando uno de sus hijos le pide ropa nueva, un celular, la nueva PSP o algo que no es necesario para la vida diaria.
Este dicho compite cabeza a cabeza con «qué te hago si lo encuentro», o la famosa «en la casa hay comida», cuando uno quiere meterle el diente a una hamburguesa, una tripita o una salchipapa de a dólar.
Los refranes de las madres marcan a sus hijos, pero hay algunos que nos ayudaron a entender el manejo de finanzas y a organizar nuestra economía de bolsillo.
La sabiduría de madre
Cuando una madre asegura que los billetes no crecen en los árboles, o su versión menos dulce «qué crees que me regalan la plata», lo que nos dice es que hay que ponerse límites en el gasto.
Esthela Vargas, líder financiera de Equifax, recuerda que su madre le repetía «Que no se te haga plata de bolsillo, porque de centavito en centavito se hace un dolarito».
De su experiencia profesional, y de hija, considera que su progenitora buscaba inculcarle la importancia del ahorro, como herramienta para cumplir nuestras metas.
«También es fundamental hacer un presupuesto para administrar nuestro dinero y priorizar necesidades en lugar de gastar nuestro dinero en compras innecesarias” explicó.
Con esto, queda sepultado el deseo de comerse una salchipapa en la carretilla de la esquina, ya que en la casa hay sopita o el clásico arroz con huevo.
Control de gastos
Una frase simple como «Las cuentas claras y el chocolate espeso», que repetía nuestra madre, nos inspira a llevar el control de nuestras deudas y obligaciones pendientes.
Si a este dicho se le suma el famoso «el que paga lo que debe sabe lo que tiene», tendremos una clase magistral de control de costos y manejo presupuestario.
Vargas aconseja llevar un registro detallado de nuestras transacciones, ya que esto «nos ayudará a mejorar nuestra calificación crediticia y a tener acceso a mejores opciones de crédito en el futuro”.
Datos de Equifax demuestran la sabiduría financiera de las madres, en Ecuador, «las mujeres son ligeramente mejores pagadoras que los hombres».
