La percepción de inseguridad en La Mariscal, en el centro norte de Quito, ha provocado una disminución de clientes en los locales comerciales, cierre temprano de los negocios y pocos transeúntes.
Propietarios de negocios aseguran que la gente no visita esta zona por la falta de control policial y la cantidad de locales vacíos.
El Observatorio de Seguridad Ciudadana registra 148 robos a personas en la parroquia Mariscal Sucre, a la que pertenece La Mariscal, durante los cuatro primeros meses (enero-abril)del año 2022. En el mismo periodo del 2023 se registraron 151 delitos.
Marta A., nombre protegido, propietaria de una tienda, explica que ella cierra las puertas de su negocio a las 18:00, dice que en la noche el tránsito peatonal es muy bajo y casi no vende nada.
Hace casi tres meses ella fue víctima de robo en los exteriores de su negocio. «Traté de llamar a la policía, pero fue muy tarde y nadie me ayudo», recuerda.
Las amenazas de vacunas llegan a los celulares
La Mariscal, según la Policía Nacional, es uno de los 32 sectores, en donde las bandas operan con las denominadas vacunas extorsivas.
En los locales, los antisociales no solo dejan folletos y hojas con amenazas y los valores a cancelar, también llaman y dejan mensajes.
Javier, nombre protegido, propietario de una discoteca, recuerda que hace cuatro meses recibió el primer mensaje amenazante de los vacunadores para pedir «una colaboración». «Dicen que son de tales pandillas y que necesitan un apoyo monetario».
No es la primera vez que le pasa, hace un mes y medio recibió otro mensaje amenazante. Personal de la policía recomendó que no responda llamadas de números desconocidos, evite contestar mensajes y de aviso a entidades de seguridad.
«Si hay la oportunidad de vender mi negocio lo hago y me voy. No quiero saber nada más de la zona».
A Miguel M., nombre protegido, otro trabajador, solicitaron una cuota mensual. Frente a esto bloqueó el número y está más pendiente de las llamadas. «Cuando escucho tonos amenazantes o parecido cierro y bloqueo».
Ambos propietarios comentan que a otros locales, en cambio, han llegado amenazas por folletos y visitas de los presuntos vacunadores.
Dicen que algunas personas pagan por temor, mientras otros no dan importancia a las vacunas.
Controles y permisos alargan la rehabilitación
Para rehabilitar La Mariscal se delimitó un polígono en el que deja sin efecto el cumplimiento se cinco requisitos para el funcionamiento de los negocios. Estos puntos están establecidos en el Plan de Uso y Gestión del Suelo de Quito (PUGS) fue aprobado en 2021 por el Consejo Metropolitano y son:
Los centros de diversión deben tener una distancia mayor o igual a 200 m de servicios de educación superior(universidades) y salud.
Estos mismos centros deben tener una distancia mayor o igual a 100 m de escuelas, colegios, centros de salud barrial, sectorial y zonal.
Los locales de similar actividad económica no pueden funcionar a menos de 50 m de distancia.
No existe otro centro de diversión de tipología CZ1A y CZ1B (bares, discotecas…) implantado y con LUAE dentro del mismo edificio o casa.
No existe otra actividad económica como bares, discotecas y otros que compartan espacios con centros de tolerancia implantados y con LUAE dentro del mismo lote.
El polígono creado comprende las calles Luis Cordero, Lizardo García, Diego de Almagro y Joaquín Pinto.
Los propietarios aseguran que dejar sin efecto los requisitos de implantación ayuda, pero aún existe un punto que pone en juego a los negocios y es el retiro frontal.
Este requisito obliga a los negocios a tener una separación de tres metros con otras construcciones. «Nos aprueban la LUAE, pero nos pueden multar al no tener el permiso de retiro frontal», dice uno de los propietarios.
Los trabajadores y dueños de negocios solicitan a las autoridades crear mesas de trabajo para establecer puntos y estrategias positivas para levantar la zona. Dicen que es necesario escuchar y ser escuchados.