La victoria 1-0 de Barcelona SC sobre Estudiantes de La Plata, conseguida el 29 de abril de 1971, en Argentina, es un hecho brillante que debe ser recordado siempre por lo que representó. No todos los ecuatorianos actuales tienen cercanía con el suceso, o no lo vivieron como muchos lo vivimos hace 52 años. Pero ese triunfo alcanzó una trascendencia enorme porque tuvo varios aspectos colaterales, como por ejemplo se venció al vigente tricampeón de la Copa Libertadores, y Barcelona SC le quitó el invicto en su estadio a un equipo todopoderoso en América.
Además, hubo otros componentes muy particulares, como tener a un sacerdote católico entre los protagonistas, Barcelona SC contaba con un plantel formidable y se jugó en la etapa de semifinales de la Libertadores. El entorno era sensacional y ese tipo de triunfos, en ese entonces, era algo pocas veces ocurrido en el fútbol de Ecuador. Por eso bien dicen que el calificativo de hazaña no lo puso la prensa ecuatoriana, sino la de Argentina.
Hay que leer, por ejemplo, qué opinaba la revista El Gráfico sobre cómo llegaba Barcelona SC y en qué nivel lo ponían como equipo, así como las bondades que se destacaban de Estudiantes. Solo había reconocimiento para la trayectoria de Alberto Spencer, quien jugaba sus últimos años como profesional. Pero el tricampeón de América se llevó una sorpresa dada por jugadores inolvidables.
Cuando uno repasa la vida deportiva de Juan Manuel Basurko siempre se recordará el gol que le hizo aquella vez a Estudiantes. No deja de hablarse de los botines benditos del cura Basurko. Hoy el problema es que paulatinamente se ha ido irrespetado este tipo de hazañas de nuestro deporte. A la nueva generación no le importan, no leen, no quieren que les hablen del pasado, y buscan demeritar estos hechos o aplacarlos en su valor. No es cierto, como dicen, que fue un partido más ese que Barcelona SC ganó en la Copa de 1971.
Si no lo vivieron, lean sobre ese partido contra Estudiantes. Hay que recordarlo y reconocerlo como una hazaña. Tratar de mancillar un hecho que emocionó al país es una falta de respeto. Eso se los he dicho a los que se quejan con la frase “¡ya van a hablar otra vez de la hazaña de La Plata!”. Hay que tener sensibilidad y respetar el pasado.
Si no todos vivieron emociones que otros sí disfrutamos, al menos lean, conozcan el contenido de lo sucedido o conversen con gente que pueda darles un testimonio de ese 1-0 barcelonista. Las cosas hay que dimensionarlas por el momento en que sucedieron. Por ejemplo, saber contra quién se enfrentó Barcelona SC, quiénes conformaban el equipo canario de 1971 o qué esfuerzos hizo la dirigencia torera. Si uno revisa nombre por nombre ese plantel amarillo confirmará que Barcelona SC tenía un equipazo. Todas eran figuras muy representativas de la historia del club.
Desconocer una victoria en semifinales de la Copa Libertadores que tuvo repercusión mundial es muestra de desinterés, de no querer reconocer el valor de la hazaña de La Plata o de preferir vivir nada más de las emociones de ahora, de lo contemporáneo.
Hace alrededor de un año tuve un conversatorio en Machala con un grupo de alumnos que pretenden ser periodistas. A ellos les hice algunas recomendaciones. Les aconsejé, entre varias cosas, no imitar a nadie e intentar ser uno mismo. Y otra cuestión: tener respeto por la historia. Quien no respeta la historia muy difícilmente va a respetar su profesión. Es como si un filósofo de hoy no respete ni recuerde a los filósofos de antaño. O que un psicólogo no revise libros de sus colegas de otras épocas. O que un abogado no tenga interés en libros o en casos del pasado.
Hay que respetar la historia para entender la materia que uno estudia. Quien va a ser periodista debe enterarse de las cosas que ocurrieron para transmitirlas. Hay que aprender del pasado y punto. Yo les recomiendo a los actuales estudiantes de periodismo que comiencen siendo sensibles con lo que sucedió. Poco o mucho, pero deben involucrarse con el pasado del Ecuador y sus circunstancias para que puedan entender el presente. (O)