Pekín prohíbe la importación de productos pesqueros japoneses.
Japón comienza el vertido de agua contaminada de Fukushima al oceano Pacífico. El vertido surge más de 12 años después del terremoto y el tsunami que afectaron gravemente a la central nuclear y tras haber tratado el agua para eleminar la mayoría de los residuos radiactivos, a excepción del tritio.
TEPCO, la operadora de la planta, ha asegurado que el vertido -necesario para el desmantelamiento de la central nuclear- no causará daños a la vida humana ni al ecosistema marino.
Este proceso, que se espera que dure décadas y que cuenta con el visto bueno del Organismo Internacional de Energía Atómica; sigue sin convencer a la población, que teme por su seguridad y por el futuro de la industria pesquera.
Terumi Kataoka, residente de Fukushima, afirma: «Me siento enfadada y poco convencida. Por qué, incluso hasta este punto, este país no escucha nuestras voces y las voces de los pescadores».
Boicot a la industria pesquera japonesa
La noticia también ha sembrado la polémica fuera de Japón.
En Corea del Sur, la policía detuvo a 16 estudiantes activistas por intentar supuestamente entrar ilegalmente en la embajada japonesa para protestar por el vertido y varios partidos políticos se han pronunciado en contra de esta medida.
Allí se organizaron varias protestas ciudadanas y otra por parte del principal bloque opositor, el liberal Partido Democrático (PD).
Gobiernos municipales y provinciales en todo el país prometieron incrementar los controles de radiación sobre pescados y mariscos.
China ha anunciado la suspensión de la importación de productos pesqueros de origen japonés «para prevenir el riesgo de contaminación radiactiva» debido al vertido, tras haber urgido en días previos a Japón a cancelar su plan.
Hong Kong y Macao han prohibido el marisco procedente de Fukushima y otras nueve prefecturas japonesas.