Lo nunca visto en el tenis ocurrió en los cuartos del Masters 1000 de Indian Wells entre Carlos Alcaraz y Alexander Zverev. Una invasión de abejas suspendió el partido con 1-1, a los nueve minutos.
Alcaraz se disponía a servir cuando el juez de silla, Mohamed Layhani, informaba al tenista del peligro que corría al estar rodeado de abejas en el momento de intentar sacar con un tanteo de 15-0 en el tercer juego.
Albert Molina, agente del número dos mundial, confirmó a MARCA, que una de las abejas había picado al tenista al lado de la frente. A los dos protagonistas se les ha informado que el partido se reanudará dentro de 40 minutos. Pero para ello habrá que llevarse antes a las abejas con la ayuda de un apicultor.
«Carlos es peligroso», le gritó Layhani. Carlitos empezó a correr hacia la esquina donde estaba su equipo y, tras recoger una toalla para quitarse las abejas de encima, se refugió en el túnel de vestuarios. Después se marcharon, por este orden, Zverev y los jueces de línea.
Mientras tanto, el ‘speaker’ cogió el micrófono para hacer alguna broma a los aficionados, que estaban aterrorizados por lo que se estaba viviendo en una de las pistas más grandes del mundo. «A mí ya me había pasado una vez en Guadalajara», informaba.
Las abejas no sólo se habían apoderado de la central sino también de todas las cámaras repartidas por la instalación, en especial habían hecho suya la Spidercam.
Zverev pasó la espera jugando a fútbol en el sitio reservado para el calentamiento de los jugadores. Larry Ellison, magnate y propietario del torneo, intentaba dar sensación de normalidad sentado en uno de los palcos. Cerca de él observaba lo que pasaba Bill Gates.
El apicultor, la estrella
Al regresar, el jugador alemán bromeaba: «Yo no juego en el lado de las abejas». A lo que el árbitro respondió: «Podemos acortar la pista y jugar al pickleball».Layhani, que tenía ganas de marcha, comentaba entre risas con Carlitos que «los dos nos hemos llevado un beso de las abejas».
Los aficionados apremiaban al apicultor, con ‘look’ de cantante de rock, con una sonora ovación para que quitara todos los insectos de la pista. Alcaraz, todavía con el susto en el cuerpo, salió con el chándal puesto, por si acaso.