Ecuador suscribió por primera vez el Pacto Nacional por la Salud Mental, un acuerdo histórico liderado por la presidenta reemplazante María José Pinto y acompañado por 38 representantes de instituciones públicas, academia, organizaciones sociales, ONG, empresa privada y profesionales de la salud. El Gobierno lo presenta como un hito de política pública para ubicar la salud mental como prioridad de Estado y activar acciones preventivas, comunitarias y territoriales.
En el acto, Pinto llamó a la unidad intersectorial: “Cuidar la salud mental no es un lujo, es una prioridad nacional”, subrayando que el pacto exige corresponsabilidad de todos los actores. El Ministerio de Salud Pública reafirmó su compromiso; mientras que la OPS/OMS destacó el carácter intersectorial, participativo y territorial del acuerdo, orientado a que los derechos “se vivan en escuelas, barrios, hospitales, espacios laborales y hogares”.
Los cuatro ejes del Pacto
- Gobernanza, corresponsabilidad y sostenibilidad: institucionalidad, gestión compartida, financiamiento progresivo y liderazgo político permanente.
- Comunidades y entornos que cuidan: prevención y promoción desde la atención primaria, educación emocional y acompañamiento comunitario.
- Salud mental con derechos y sin estigmas: inclusión, no discriminación y acceso equitativo a servicios dignos y de calidad.
- Conocimiento que transforma e innovación: formación, investigación y soluciones basadas en evidencia.
La Vicepresidencia precisó que la firma abre una fase técnica y sostenida de planificación, implementación, seguimiento y rendición de cuentas, con enfoque territorial. En paralelo, se realizó el festival “¿Dónde está mi cabeza?”, impulsado por la OPS, con la presencia de autoridades nacionales.

